lunes

Finite


Temblando en el abismo de la ventanilla de un tren, un celular agoniza. Ya sus parlantes no funcionan y su vibrador, apenas.
Era una decision definiría su vida tecnológica: pasaría de ser un celular a ser un artefacto sin uso tirado a los costados de las vias del tren. Cubierto por el polvo, calcinado, difunto.
Sin embargo, cayó. El pasto lo abrazo en el suelo, sería de hoy en más, su abrigo eterno. Lo único que lo mantenía en vida era su escasa batería que duraría apenas un día.

Lo llamaban, pero no sonaba. Las pocas fuerzas que le quedaban no eran suficientes para que pudiera alertar a su dueño ausente que alguien lo estaba llamando.
En un último esfuerzo, la contestadora anunció su epitafio y su alma se fue apagando.

Sin una lagrima yació eternamente obserbando con sus ojos llenos de tierra como pasaban los trenes. Su destino se repitió una y otra vez reflejado en su pantalla; hasta que por fin, el polvo lo cubrió completamente.

4 comentarios:

  1. Cuantos los desechados en el polvo,
    que la vida les queda chica.
    Y cuantos los que siguen por inercia en lo cotidiano...

    lindo escrito =)

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  2. Me conmovió :'( y eso que los celulares no me gustan x)
    Oh yeah, nos hemos sacado de encima ese examen pedorretas. Congratuleiyons from mi tu iú! ^^
    Hermosas las fotos del viaje Haush, contá contá!

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  3. Difícil la vida del celu, che. Difícil.

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  4. fa, conmueve a pesar de que hables solamente de un celular.
    me hizo tener un poco de pena por el mío viejo (justo esta semana lo cambié por otro :/.. pobre, ya estaba dejando de funcionar bien)

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